domingo, 15 de diciembre de 2013

13 de noviembre 2013

TODAVÍA TABÚ
La homosexualidad en el deporte. Pocos casos admitidos, mucho silencio

La reciente confesión del ex NBA Jason Collins sobre su condición homosexual  ha puesto en el tapete un tema del que parece que muy pocos quieren hablar. Parece que ser gay y deportista no pueden ir de la mano, o al menos, no debe hacerse público.
Pocos son los que se atreven a revelar su inclinación sexual, y muchos menos aún los que lo hacen en plena etapa de estrellato. De hecho, la gran mayoría de quien han asumido su condición, lo han hecho una vez retirados de los circuitos profesionales.
Hurgando en archivos y noticias, encontramos con que casi todas las disciplinas deportivas tienen a alguien que se ha animado a romper con ese tabú. Quizás el caso más emblemático sea el de la tenista Martina Navratilova, la mejor jugadora de todos los tiempos. En 1981, asumió públicamente su lesbianismo y generó una tremenda repercusión mediática. De ahí en más, fue conocida y permanente su lucha por los derechos homosexuales. Otra de las mejores tenistas de la historia, Billie Jean King, también es homosexual y activista.
El boxeador portorriqueño Orlando Cruz sorprendió a la prensa en 2012 cuando dedicó su victoria a la comunidad gay y reveló su condición.  Casi 50 años antes, Emile Griffith (ex rival de Carlos Monzón) protagonizó una tragedia cuando mató a golpes a Benny Kid Paret en un combate mundialista luego de que éste hiciera comentarios homofóbicos contra su persona. Varias décadas después, Griffith asumiría su condición de bisexual.
El fútbol también aporta muchos casos de homosexualidad. Justin Fashanu fue el primer futbolista inglés en hacerlo público en 1990. A partir de allí, debió soportar permanente actos de discriminación y hostilidad para con su persona.  En 1998 terminó suicidándose.
El rugbier Gareth Thomas anunció en 2009 su homosexualidad luego de haberse divorciado de su esposa Jemma en 2007. El deportista sostuvo que desde los 16 años sabía de su condición, pero que no se atrevió nunca a contarlo por la “sociedad de machos” en donde se crió y vivió.
El nadador Daniel Kowalski, múltiple medallista olímpico, dijo haberse inspirado en la confesión de Thomas para asumirse gay en 2010. Poco tiempo después, los australianos lo eligieron como una de las 25 celebridades homosexuales más influyentes del país.
Otros famosos deportistas como Billy Bean (beisbolista), Sheryl Swoopes (jugadora de la WNBA), Lisa Raymond (tenista) o la futbolista Megan Rapinoe también admitieron ser gays, pero quizás la historia de Renée Richards sea emblemática en el tema de inclusión.
Richard Raskind fue un oftalmólogo, mediocre jugador de tenis,  que se casó, tuvo un hijo y jugó en forma paralela al ejercicio de su profesión hasta 1974. Dos años después, el abierto de California tenía como campeona a una desconocida Renée Richard. Los triunfos siguieron y el periodismo empezó a sospechar  que se trataba de un hombre disfrazado de mujer. Sin embargo, todos se sorprendieron al conocer que era Raskind tras una operación de cambio de sexo. Allí comenzó una batalla de todo tipo, pues los jugadores la acusaban de sacar ventaja física. Sin embargo, en 1977, la Corte Suprema de Justicia le dio la razón y así pudo seguir en actividad unos años más antes de retirarse, convertirse en entrenador de Martina Navratilova y volver a su vieja profesión de oftalmólogo.

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