SOÑANDO POR JUGAR
El sinuoso y complicado camino
hacia el fútbol profesional
El
fútbol es pasión cuasi universal, vaya novedad. El futbolista top tiene de
todo: plata, autos, lujos, popularidad….. Uno prende la tele y observa los
entrenamientos del Real Madrid, del Barcelona. Pareciera que el jugador tiene
todo a pedir de boca. Nada hace falta en los campos de entrenamiento. Un
séquito de gente trabaja a destajo para que sean prácticamente reyes.
Y laburan, a lo sumo, tres, cuatro horas por día.
Las vacaciones, son las soñadas. Playas paradisíacas, los mejores
restaurantes…..
Pero por cada uno que llega al estrellato, hay
cientos que la pucherean, y miles que vieron truncados sus sueños de jugar
profesionalmente.
Mala suerte, una lesión inoportuna, falta de
condiciones, el destino….. Diversos factores pueden influir para no lograr el
cometido.
Y eso que muchos hicieron esfuerzos supremos.
Cuántos han dejado su infancia y adolescencia en una pensión corriendo detrás
de un sueño. Cuántos perdieron momentos inolvidables por una pelota. Cuántos
abandonaron sus estudios y tiempo después se encontraron sin fútbol y sin
preparación para la vida.
Es un camino difícil. Una elección complicada,
porque no siempre el esfuerzo es recompensado.
Y así nos encontramos con tantas historias de
vida….. Desde el pibe que pintaba y que vuelve al club de su pueblo porque no
se le dio hasta el que tuvo que largar para parar la olla.
El fútbol chacarero, o el de las divisionales
menores de AFA, es una cantera permanente de muchachos enamorados de por vida
de la redonda y que no tuvieron suerte. Todos alternan pasión y obligación, y
para entrenar y jugar, le roban horas al sueño y a la familia. La plata, cuando
la hay, es lo de menos.
El programa “Atlas, la otra pasión” muestra desde
hace años las vivencias de un plantel cuyos integrantes tienen los más diversos
oficios. Albañiles, empleados, changarines, abogados o médicos se encuentran
día a día para, juntos, sin distinción de clases, llevar a un equipo a lo más
alto.
A algunos quizás los toque la varita mágica y les
permita vivir de lo que aman. El poderoso fútbol del interior del interior es
una buena salida, por ejemplo, no para hacerse rico, pero al menos como para
dedicarse full time. Para la gran mayoría, será siempre un hobby.
Los clubes profesionales invierten mucho dinero en
las inferiores. Permanentes scoutings a lo largo y a lo ancho del país les
permiten apostar al futuro de la mejor manera, aun a sabiendas de que sólo un
escasísimo porcentaje llegará a la cúspide.
Todos tienen pensiones donde albergan a chicos de
otros lugares. Se les ofrece casa, comida y estudio. Todo lo necesario como
para poner las energías en una carrera posible y tener alguna base si el sueño
se torna imposible.
Allí se arma toda una estructura para contener a
muchos pibes que sufren el desarraigo, que, en algunos casos, ven a su familia
una vez al mes, pero que entienden que es el precio a pagar por alcanzar una
meta.
Con el correr del tiempo, se irán cumpliendo
objetivos (ser titular, pasar a reserva, entrenar con el plantel superior) o
algún día llegará la noticia de que ya no tendrá lugar en el club y quedará con
el pase en su poder. Gloria o fracaso. No hay término medio. Es la ley del
fútbol.
Eso sí: toque lo que toque, el amor por la pelota,
no se mancha….
Poema al pibe de la pensión
Fui un jugador de
pensión.
Vos te levantabas
con la voz de tu vieja;
a mí los pibes me
ponían la cumbia en la oreja.
Vos dormiste solo o con tus hermanos en tu pieza;
yo tuve que aprender a hacerme hermano de una banda.
Vos dormiste solo o con tus hermanos en tu pieza;
yo tuve que aprender a hacerme hermano de una banda.
Vos salías y volvías a
tu casa cada día;
yo venía
cada semanas, meses....
Vos contabas si te
faltaban dos o tres días para salir el finde;
yo contaba
los días que faltaban para el Día del padre, de la madre y semana santa.
A vos tu
mamá te daba un beso cada día;
a mí me
lloraba por teléfono.
A vos tu
mamá te cocinaba como sólo ella sabe;
en cambio,
mi dieta la armaba una nutricionista, y era siempre igual.
A vos tu
viejo te cagaba a pedos, te abrazaba;
a mí
me iba a buscar cada dos meses de madrugada a la terminal.
A vos te pedían
que estudies;
a mí, que
estudie , que entrene, que vaya al gym cada día y que me
acueste sin salir.
Cuando vos estabas
mal, todos iban a consolarte, tus viejos, tus hermanos, abuelos, tíos;
a mí, cuando
estaba mal, eran los pibes los que cerraban mi puerta y me hablaban para que no
afloje. Pero, ¿sabes? No me imaginaba viviendo otra vida, porque yo elegí ser jugador
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