domingo, 15 de diciembre de 2013

27 de noviembre 2013

"MARTILLO" ROLDAN: EL CAMPEÓN DEL PUEBLO

Juan Domingo Roldán pasó por el boxeo en un momento equivocado. Hoy, tranquilamente, “Martillo” sería campeón mundial. Pero le tocó estar en la época de oro del peso mediano. Era el momento de monstruos como Marvin Hagler, Tommy Hearns y Roberto Durán. Y entre todos estos nenes, el cordobés llegó al máximo nivel, enfrentando a los mejores.
No llegó a ser rey, pero quedó en el recuerdo de todos los fanáticos del pugilismo como un pegador explosivo que siempre dejó bien parado a nuestro país en el extranjero. Hoy, pasa tranquilamente sus días rodeado de su esposa, hijas y nietos. Un tipo de campo, tranquilo, que supo invertir lo ganado y  sigue gozando del cariño de la gente.
-        - ¿Qué es de la vida de “Martillo” hoy en día?
-       -  Bueno, hace más de diez años que colaboro en la secretaría de deportes de Frontera. Estamos trabajando mucho, pero no solo en boxeo, sino en todas las disciplinas. Es una vida muy tranquila la mía.
-        - Siempre te tocó bailar con la más fea en el ring. Si boxearas hoy, con la cantidad de entidades rectoras que hay, seguro serías campeón mundial.
-       -  Seguramente.  En los ’80, el peso medio era más importante y atrayente que los pesados. Estaba lleno de figuras, pero nunca esquivé el bulto. Yo elegí pelear con Hagler o con Hearns. Quizás si Marvin Hagler no me metía el dedo en el ojo cambiaba el curso de la historia, pero bueno, se dio así y no hay nada para reprochar. Nací para no ser campeón del mundo, pero mi objetivo es ser campeón de la vida. Yo vine de muy abajo, y hoy tengo una buena posición económica y sigo teniendo los mismos amigos en Freyre que tenía de pibe. Me llena de orgullo que haya gente que me hizo un monumento, que me hayan escrito un libro….. Son todas satisfacciones.
-      -   Es lindo hablar con un boxeador que haya ganado buen dinero y que lo haya sabido invertir.
-      -   Tuve un manager que me sacó mucho dinero, pero yo tuve buenas bolsas y pude hacer una diferencia. Hoy soy propietario del campo en el que fui tambero durante 23 años y entonces puedo dedicarme a otras cosas que me gustan, como el fomento del deporte.
-      -   Recuerdo que una vez comentaste que creciste en un campo en donde no había luz, ni agua y mucho menos gas.
-    -     No había nada, pero mis padres nunca me hicieron faltar la comida. No teníamos juguetes, crecimos a los ponchazos, pero nunca faltó el pan en la mesa.
-      -   Juan, en tu campaña en los Estados Unidos subías peldaño a peldaño, pero siempre te ponían otro escollo en el camino, hasta que llegó el inolvidable nocaut al “Animal” Fletcher.
-   
-     Claro, eso hizo que se me abrieran las puertas para enfrentar a Marvin Hagler. Mirá, en mi camino al título combatí en San Remo, Worcester, Providence, Las Vegas, y de última, me pusieron a Fletcher para que me sacara del camino, pero yo estaba tan bien entrenado que noqueaba al que se me parara adelante. Y así fue.
-      -   ¿Qué significó Tito Lectoure en tu carrera?
-     -    Creo que hubo un antes y un después de Lectoure en el boxeo argentino. Soy lo que soy y tengo lo que tengo gracias a Tito. Más que un manager, fue un amigo, un consejero, un tipo fiel al boxeador que nunca te tocaba un peso de la bolsa. Cuando yo perdí, me puteó, se rompió la mano por pegarle a una pared…. Y era porque él se había sacrificado tanto como yo para llegar. Tito corría todos los días por Palermo conmigo, lloviera o hubiera sol.  Yo lo recuerdo con un enorme cariño.
-    -     Perdiste con Hagler y con Hearns, y ya en el final de tu carrera llega la chance ante Michael Nunn, pero vos mismo dijiste que ya estabas vacío.
-      -   Ya cuando surge la pelea con Tommy Hearns mi vida privada estaba complicada, porque mi primer matrimonio era un caos, mi padre se estaba muriendo….  Todo eso me llevó a que le ponga la cara a quien no tenía que ponérsela.  Vine a Argentina para dejar todo y la gente me recibió al grito de “’Martillo’ no se va”, intenté seguir un año más, pero ya no tenía nada para dar.
-    -     Debe ser muy satisfactorio que a casi 30 años de tu paso por el ring te sigan reconociendo.
-    -     Seguro. Permanentemente se acuerdan de mí, me invitan a eventos, a espectáculos boxísticos. Agradezco a todos los que me siguen tratando con mucho cariño. Como dije no hace mucho en una revista, soy un gordito felíz (risas).

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