RECORRIENDO LA MITICA
RUTA 40
La más especial de
las rutas argentinas, en la experiencia de Cintia Colángelo
La revista LUGARES
decidió hacer un número especial con el recorrido de la ruta 40 de punta a
punta. Casi dos meses de largo y fatigoso camino cubierto por dos equipos de
periodistas y fotógrafos que se animaron a todo: inclemencias del tiempo con
fríos extremos, lugares inhóspitos, senderos que no son más que una huella y no
figuran en el GPS….. A todo eso le hicieron frente para dar una mirada de
primera mano a lo que es hoy una epopeya de los aventureros argentos.
La redactora Cintia
Colángelo cubrió dos etapas del original recorrido y nos cuenta sus
conclusiones tras el largo periplo.
- Se habla mucho de
lo bello y duro que es recorrer la ruta 40. ¿Qué hay de cierto en ambas
afirmaciones?
- De lo bello no hay
dudas. La ruta 40 atraviesa muchos de los paisajes más impactantes del país,
desde el glaciar Perito Moreno hasta la Puna de Atacama. En cuanto a lo duro,
es cierto si se tiene en cuenta que hay varios sectores de ripio y caminos de montaña
bastante peligrosos, como los del tramo jujeño, donde no hay señal de teléfono
ni servicios cerca.
- ¿Qué significó este
viaje para vos en lo personal y lo profesional?
- Para mí fue un lujo
poder hacer este viaje. Yo ya conocía varias partes de la 40, pero nunca me
había puesto como objetivo hacerla especialmente. Esta vez hice los dos
extremos de la ruta: el sur y el norte
- ¿Qué es lo que
tiene de mítica la Ruta 40 que recibe a gente de todo el mundo?
- El mito de la 40
tiene que ver con su historia y con el gran proyecto de que sea la única ruta
que recorre todo el país de punta a punta, y que encima lo hace por sectores
inhóspitos, como en el sur, donde se pega a la cordillera.
- Recorriendo
kilómetros y más kilómetros, ¿se aprecian distintas realidades sociales y
económicas de nuestro país?
- En el sur y el
centro, la ruta pasa por muchas ciudades turísticas, donde no se ven tantos
contrastes sociales. Quizás sí se note más en el norte, sobre todo en la Puna
(desde San Antonio de los Cobres hasta La Quiaca), que es una zona
históricamente postergada por su condición de extrema y aislada, pero sus
habitantes compensan esas carencias con tradiciones fuertes y una gran cultura
del esfuerzo.
- A lo largo del
recorrido se aprecia la belleza, la soledad, la inmensidad. ¿Qué te ha
impactado particularmente?
- En ese orden podría
ser: la belleza, la soledad y la inmensidad. Y a eso le agregaría el hecho de
que muchas poblaciones crecieron por estar al lado de la ruta y otras tantas se
vieron relegadas cuando se cambió la traza y quedaron afuera del mapa. Me
sorprende que una ruta determine tanto la vida de las personas.
- La última. ¿Qué
consejo le darías al aventurero que quiere hacer la 40 completa?
- Le diría que
calcule un mínimo de dos meses, porque la idea es que no sea una carrera sino
una verdadera experiencia viajera. Creo que la manera más disfrutable de
hacerlo es sin calendario, haciendo paréntesis de dos o tres días en las
ciudades, aunque sé que es bastante ambicioso y no es fácil organizarse para
lograrlo. No es fundamental, pero sí mejor hacerlo en una camioneta, sobre todo
para los tramos de ripio. Y en las partes de altura, es imprescindible contar
con el apoyo de un guía conocedor de esos caminos, llevar dos ruedas de
auxilio, hojas de coca, mucho líquido, gorro y protector solar para evitar el
apunamiento. Pero les diría también que no se vuelvan locos con hacerla toda
entera. Muchos viajeros que me encontré en la ruta hicieron primero un tramo y
otro al año siguiente. Y todos coincidían en el sentimiento de epopeya, de meta
cumplida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario