LA
ALEGRIA LLEGA AL ROCK
Lo
festivo se da la mano con la música para crear un nuevo concepto en nuestro
rock, y tiene un exponente inimitable, mezcla de rockabilly y sátira: Los
Twist.
El
advenimiento de la democracia, y fundamentalmente el conflicto bélico con
Inglaterra, hizo que el rock nacional pasara de ser “música de drogadictos” a
“representar los sanos conceptos de nuestra juventud”.
Esta
bocanada de aire fresco trajo consigo a muchos grupos que rápidamente saltaron
a la popularidad haciendo gala de múltiples estilos. Y uno de los que primero
pegó fue Los Twist, quienes de la mano de Pipo Cipolatti cautivaron al público
a través de su música festiva.
En
los primeros ’90, llegaron a la televisión mediante Mario Pergolini y La TV
Ataca”, donde el humor bizarro de los miembros de la banda, devenidos en
actores, se convirtieron en furor. Entre ellos, sobresalía Patricio Monseñor,
un chileno amanerado encarnado por el baterista Rolo Rossini.
Hoy
radicado en Bolivia, Rolo nos escribe recordando aquel éxito.
“A Pipo lo conocí en una disquería donde venían todos los
freakies de Buenos Aires a comprar lo que sonaba en el mundo en ese momento. El
local era de un amigo y nos caía la policía para averiguar qué eran los
"discos piratas" que según ellos eran droga, ya que todos pedían
"un pirata, dame un pirata".Pipo tenía el pelo largo y rojo, todo un
personaje”.
“Yo
vengo de familia de músicos conocidos y el salto a la fama fue impensado. Yo ya
había grabado con gente famosa y paseaba por los pasillos de Canal 9 de niño y
hasta había reemplazado a mi viejo, que tocaba en la orquesta estable del
canal, dirigida por el impresionante Santos Lipesker. En ese momento yo tenía
un grupo humorístico-musical que se llamaba "Los Mosqueteros" y me
vienen a buscar porque necesitan un baterista para una banda que empezaba y yo
daba el perfil”.
“Yo
ya venía trabajando como pseudo actor, acompañando por ejemplo en el teatro
Maipo a Pepe Iglesias “El Zorro”. Tenía pequeños roles humorísticos además de
estar en una banda tocando. También había grabado con "Conspiración
70" un long play, como se decía entonces, que alcanzó el oro. Éramos un
grupo beatle de pibitos de14 y 15 años y un productor que se encargaba de toda
la movida. Es decir, yo ya venia con mucha experiencia y una carga genética muy
grande. Se puede decir que el encuentro con el éxito era cuestión de tiempo, y
eso siempre lo tuve presente. Aun el día de hoy me siento una persona exitosa,
pero no por todo lo que hice, sino por todo lo que hago y las expectativas que
tengo para seguir creyendo como a los15 años que todavía tengo mucho para dar”.
Empiezo
a integrar Los Twist el21 de septiembre de 1983 tocando en el circuito KDT,
donde habían preparado un festival con todos los grupos de la época y nos
mataron a naranjazos. Recuerdo que le pregunté al productor si eso era que no
habíamos gustado y me dijo: “mirá, no te hagas problema, porque si no hubiesen
gustado, los habrían matado”…..
Luego
vino la disolución de Los Twist y por otro golpe de fortuna aparecí como
baterista de Viuda e Hijas de Roque Enroll, en pleno éxito de una banda de
mujeres formidables y como nunca hubo otra por aquí”.
El
tema de la fama es todo un capítulo. A comienzos de los ‘90 nos transformamos
con Pipo en algo así como los primeros mediáticos bizarros. La pelea Tinelli o
Pergolini nos catapultó, junto al hit “El Estudiante”, a una fama que era
desconocida para los nosotros. Aparecíamos en las tapas de revistas
faranduleras, y llegamos a tener un programa propio. Generábamos trabajo para
muchísima gente, era algo muy loco y no podíamos salir a la calle porque todos
te conocían y te decían “genio, ídolo”, lo que sea…. El taxista no te
cobraba, los empresarios nos vestían, nos regalaban autos…en fin, es muy largo
y difícil explicar cuando uno está en la cresta de la ola. Para tener una idea
de esa locura, hasta actué en cinco capítulos de la novela “90/60/90”, donde
comenzó Natalia Oreiro. Yo no pude soportar la fama. En realidad, no me gusta
que me reconozcan y por eso me fui, huí despavorido a otra vida igual o mas
exitosa que la que tenía, pero donde solo yo tomo mis decisiones y hago lo que
quiero. Soy feliz sabiendo que la felicidad son instancias muy fugaces que
cuando se viven casi no nos damos cuenta de lo importante que son en la vida, y
luego se los recuerda con añoranza. Podría estar actuando en un escenario, o
conduciendo mi propio programa radial. Podría seguir construyendo a un gran
capocómico como mi alter ego o tocando con una banda, pero tengo tantas
posibilidades para hacer lo que me venga en gana que soy feliz de solo pensarlo
y eso significa para mí que sigo siendo exitoso…”.
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